La tremenda lección de humildad de AC/DC a The Stranglers: “Que les den Bon, hablaremos en el escenario”
Incluso aunque a día de hoy la leyenda de AC/DC les ha convertido en colosos incuestionables en la historia del rock, la banda nunca ha dejado de presentarse combativa y de demostrar todo lo que vale cada noche, algo que aprendieron siendo muy jóvenes, cuando aún tocaban en pubs de Australia.
«No éramos más que cinco tipos pequeños que llevábamos nuestro propio equipo en una furgoneta y siempre fue duro», dijo una vez el líder de la banda, Malcolm Young (vía Louder Sound). «Pero siempre nos enfrentábamos a cualquiera. Cuando cinco tipos pequeños se dan la vuelta y dicen: ‘¿Sí? ¿Qué coño vas a hacer al respecto?’, la gente piensa: ‘Espera… a lo mejor tienen pistolas o algo’. Tuvimos que luchar mucho. Siempre había alborotadores esperándonos después de los conciertos. Nos tiraban ladrillos por la ventana… o nos apuntaban con escopetas».
Cuando el conjunto dio un paso adelante y se mudó a Londres en la primavera de 1976, su sonido distorsionado y su actitud ruda provocó que AC/DC se ganara la fama de ser una banda de punk, algo que no le hacía ninguna gracia a los miembros del conjunto: “Nunca dijimos que fuéramos punks”, recordaba Malcolm. “En cada entrevista que dábamos les decíamos: ‘No somos putos punks, ¡somos una banda de rock!’”.
«En un sitio, un chico me escupió cuando salí«, recordaba Angus, el hermano pequeño de Young. «Le dije: ‘¡Nada de eso! y le di una patada en la cara. No volvió a hacerlo”.
The Stanglers y una lección de humildad
Malcolm Young solía contar la historia de cómo, una noche de 1976, la banda abrió, para su desgracia, para los irreverentes The Stranglers, conocidos, entre otras cosas, por su pésima y caótica actitud.
«Cuando The Stranglers entraron en el camerino que compartíamos, nos echaron un vistazo con el pelo y dijeron: ‘Jodidos hippies‘», recordó. «Bon Scott dijo: ‘¿Qué dices, cabrón?’ Yo me metí entre ellos y les dije: ‘Que se jodan, Bon, nosotros hablaremos en el escenario'».
Como narraba Young, unos AC/DC enardecidos estuvieron 25 minutos en el escenario y «destrozaron el local«.
«Volvimos a entrar y dijimos: ‘¡Que os jodan, ahora superad esto!’ Estaban sentados con la boca abierta, no podían decir una puta palabra».
Este, por supuesto, no ha sido el único escenario complicado para AC/DC. Uno de los recuerdos que mejor atesoraba Malcolm Young fue el de abrir para The Rolling Stones en 2003 durante un evento en Toronto que aunó a casi medio millón de personas. Los medios de comunicación, sin embargo, se centraron más en Jagger y compañía que en los australianos, algo que los últimos no iban a permitir.
«Pensamos: ‘¡Les vamos a enseñar lo que es bueno, joder!’«. dijo Young a Kerrang! más tarde ese mismo año. «Esa noche fuimos a por todas. Éramos como animales sobre el escenario y todo salió bien. Aquella noche dejamos boquiabiertos a los Stones. Al día siguiente, toda la prensa hablaba de nosotros. Y lo que es más importante, los espectadores lo sabían. Eso es lo que importa».